Admitiré, que son días idóneos para practicar el contraespionaje, de descubrirme pasando una a una las fotos de tu perfil, de sobrevivir echándole el alma en el intento. De despertar por costumbre y no por decisión. Los de beberme la vida en cada tequila que me encuentre o que me quieran invitar, los de verme borroso en el espejo y escuchar a los Love. Esos de perderme por las esquinas, por los ascensores o por tu risa. De que jamás me he parecido más al amante guisante; ''No hay frenos ni hay dirección, creo que he perdido el control''. Y me gusta. Me gusta deshacerme en medias historias, medias tintas y todas las verdades absurdas, siempre dichas a la cara. Un poco de emoción, o toda, siempre me ha enamorado. He pensado en llamarte mil veces, ya sabes que me hubiese pegado con todos por ti. Pero nunca se me ha dado bien eso de esperar sentado a que pase algo, contando los minutos que quedan para que llegue el huracán o que vuelvas a mi vida.
Y es que a veces me da la sensación de que el tiempo no hubiera pasado o que pasa excesivamente lento. Que sigues aquí, que esta noche quedaremos y yo pasaré a buscarte. Que en Marzo llegará la primavera pero para mi siempre me has llegado más tú con tus vestidos de flores. Que nos quemaremos de nuevo a base de miradas. Que perderé el norte y me buscarás. Parece que esta noche nos contaremos el mundo en abrazos. Que te escucharé decir la mayor estupidez jamás contada y estaré a punto de creérmela porque tu convencerías a cualquiera. Parece que fue ayer cuando te cogí la mano, o que tu sonrisa sigue aquí, pero todo ha cambiado, ya nada está en su lugar, yo he cambiado de cama, de despertador y de alma, no se, y tu... Me da la impresión de que se te hubiera olvidado soñar.
De tus risas y tus noches.
/Álvaro
No hay comentarios:
Publicar un comentario