Te cambio cada una de mis noches por la huella de tus dedos. Te regalo un billete de ida a ninguna parte, con pasaje de ventanilla y consumición ilimitada en cafetería, con guardamaletas y hasta película para el camino, a elegir, sin subtítulos. Quemarnos sin miedo, las heridas cicatrizan mejor con la luz apagada. Pide café, para dos, sin azúcar. Ya sabes que no me gusta el café sin ti. Tu canción favorita del disco que nunca dejará de sonar. Tendremos que apostar fuerte. Tendremos que esforzarnos. Tendremos que decir las cosas de verdad, ya sabes, las que importan. Nada de tonterías. Habrá que ser fuerte. Escuchar los silencios, a veces son reveladores. Verlo todo a cámara lenta, no deja de ser bonito examinar cada pequeño detalle, con tantas dioptrías. Pintar las calles de azul. Las noches tendrán que ser reversibles y los domingos astrománticos, ya sabes, de los que se hacen canciones. Viajar a Sevilla, La Plata, Glasgow, que más da. Habrá que beber mucho y fumar más. Perder la conciencia y levantarse en medio del desorden, sin recordar nada. Navegaremos entre sábanas, a veces puede que vayamos a la deriva. Quizás, no ponernos de acuerdo y dejarte ganar.
Porque tú no te has visto sonreír cuando me miras. Porque me has partido la vida en más trozos que el labio.
Porque si aún dices; venga...
/Álvaro
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