Y a mí, que siempre me ha dado igual todo esto de que se acabe el año. Y peor aún, que resulte que por eso tenga que ser especial. Como si no fuera mucho más importante cumplir sueños todos los días.
Promesas.
Fantasías encima de la mesa, del sofá, de la cama. Y debajo de.
Una absoluta estupidez lo del fin de año, digo. Lo de que hay que estar contento porque lo manda el guión, lo de regalar cosas por obligación. Cuando es mejor regalar sin motivo, porque salga de ti. Incluso sonrisas. Y luego nadie sabe nunca qué comprar. Toda esa gente que no se acuerda de ti en todo el año y luego va y te llama. O peor aún, te escribe. Hipocresía en letras. Una excepción para la que no hay reglas, pero todo el mundo las sigue.
Y a mí, que hoy me he encontrado pensando en cómo hacerte sonreír. Un poco más. Sólo porque es fin de año. Digo.
Como si no me cumplieras sueños todos los días.
No te voy a decir feliz año nuevo.
Pero igual sí que intento hacerte feliz.
/Álvaro
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