Y es que es inevitable, a mi me gusta esa chica. La que brindaba conmigo por nuestros errores, una vez por cada una de las veces que los cometimos. Y no te quiero ni contar, cuando tenía esa fuerza en la mirada o cometía la mayor de las locuras, haciendo el momento único, convirtiéndose en otra historia absurda. Entre tus idas y venidas, lograbas ponerlo todo del revés. Otra vez.
Yo, que siempre estoy esperando que las cosas cambien, que los amaneceres se vuelvan más lentos, que las noches se hagan más reversibles y las tardes menos tristes, mientras el tiempo hace su paso dejando el eco de tu voz en esta habitación. Te propongo un trato, comencemos por hacer Diciembre menos frío. Improvisemos al compás de tus horas rotas junto a mis segundos hablando de más. Nuestra absurda forma de hacernos un lío, para deshacerlo dentro de un tiempo, a ver que pasa, si mis ganas con las tuyas vuelven a conseguir equilibrar la balanza. Una vez más nos prometeremos no volver a apostar por nosotros. Una vez más saldríamos perdiendo por el camino. Que ya perdí la cordura entre la línea de olvidarme de ti o apostar porque creía en tu sonrisa.
Pero nosotros aprendimos a jugar rompiendo las reglas, y esta vez la partida de nuestra vida será donde ninguno de los dos pierda. Yo seré el negro y tu serás color ''tienes la sonrisa más adictiva de todas''. Apostare todo al negro, si gano te cuento en cinco minutos como va esto, si ganas tú, quédate conmigo.
/Álvaro
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