Ahora que llega el tiempo con sus rutinas, nos cambia el color del cielo, nos queman la piel las mentiras y deja de ser tu voz mi único testamento. Quiero decirte en silencio que sobran palabras, que faltan momentos, que no siento nada, que vengo a buscarte y que nunca te encuentro. Busco una paz negociada con mis sentimientos y encuentro un vacío, y empieza otra guerra a cada momento.
Quizás sea conveniente preparar una huida, escaparnos, antes de que estalle un te quiero de mis labios
y estallen las ruinas de querernos al mismo tiempo que frenamos. Pero brillabas tanto en medio de aquel desastre como si fueras una estrella huida, un tránsfuga del cielo, solo se veía tu silueta incendiada en medio de aquel deshielo.
A mi alrededor, la ciudad en guerra y yo, cierro los ojos, reconociendo tu voz entre el estruendo de cada bombardeo, brillabas tanto que parecía hacerse de día, brillaban hasta las sombras de tus días, tu abismo, tus precipicios, tus cicatrices llenas de tinta.
Creo que hoy habrá tormenta.
Creo que hoy habrá tormenta.
/Álvaro
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