Si, estás preciosa cuando lloras sin motivo alguno, cuando te enfadas, cuando sonríes mientras te aparto ese mechón de pelo que te molesta en los labios. Estás preciosa cuando me miras tan de cerca que solo puedo ver tus pestañas. Y tus detalles. Y la importancia está en los pequeños detalles, y a mi me gustan los tuyos. Me gusta que te imagines cómo seremos con tropecientos años, el olor que dejas en mi ropa después de abrazarnos, que tengas nombre para cada uno de nuestros futuros gatos y me encanta que me beses antes de dormir. Y las cosas que no me gustan de ti son como, no sé... Son tan pequeñitas, como la naranja de una sopa de chocolate, que la quitas y la sopa sigue estando increíble. Merece la pena. Y es que tu no te diste cuenta, pero en aquel momento estaba eligiéndote a ti.
No sé si al pensar en mí te sobra ropa o te faltan mis manos, no sé qué lado prefieres de la cama, pero sé que quiero tumbarme en todas contigo. No sé las veces que has bailado sola canciones para dos, no sé si las madrugadas en tu coche, no sé si los paseos por Madrid, no sé si los besos, si la gente, si las terrazas. Sé que en todos quiero perderme, y en ninguno sin ti. No sé cuál es tu talla de ropa aún, pero sé que mis camisas te quedan mejor que a mi. No sé si por los domingos, no sé si por nuestros veranos, que no quiero más mundo que los pocos metros cuadrados que formamos al abrazarnos. No sé por qué duermes tan poco, o por qué no me dejas dormir a mi, pero lo mío no son ojeras, son ganas de no dormir sin ti.
Me quedan muchas cosas por saber, pero sabes? Así soy feliz.
/Álvaro
No hay comentarios:
Publicar un comentario