domingo, 20 de enero de 2013

La niña imantada.

Maldita nieve de este largo Enero. Así debería empezar mi historia con ella, o terminar. La verdadera niña imantada, le puedo deber algo más de lo que ella cree y es que nos parecemos demasiado sin querer. Y sí, digo sin querer, porque basta conocerme a mi para saber que camino tomará ella, pero no creo que lleve razón cuando dice que nunca nos hemos debido más de los besos que nos dimos. Haciendo un breve resumen, te debo los últimos días de nuestro 1999, un poquito de Enero, y las trescientas cuarenta y dos sonrisas que me regalaste.

Ahora que me he ido, en nada se quedaron las noches en Siberia, las lunas partidas por la mitad y tus gritos con la voz de un tal Santi de fondo. Estoy seguro que nadie te ha visto tan guapa como te he visto yo, y puede que te hayan visto muchos de muchísimas formas distintas, pero créeme, en ese momento hubiera dado todo, todo lo que fuera por ti, por estar ahí, mirándote eternamente.

Y ahora, que me da por pensar en ti más que nunca, ya ves, no te quiero ni hablar. En verdad, me muero de ganas, pero, siempre hay peros. Pero la vida sigue, y estoy seguro que mis ganas te traerán de nuevo a mi, que Madrid está(s) lejos, pero siempre será(s) de mis canciones favoritas. Me entiendes verdad?



/Álvaro

No hay comentarios:

Publicar un comentario

#agradecimientos

#agradecimientos

#sobrelosdos

#sobrelosdos