jueves, 31 de octubre de 2019

Agua y mezcal.

Vamos a ser claros. La rutina es una mierda. Madrugas, te preparas con prisa, corriendo, apenas desayunas, y te metes en tu ropa camino a un día más. Terminas tu jornada de trabajo, con suerte es algo de lo tuyo, y encima tras cuatro años de carrera "tienes que dar las gracias". ¿A quién? ¿A tus padres por hacer el esfuerzo de pagarte una carrera? ¿A quien te ha contratado? ¿O a ti, por haber luchado contra viento y marea? No lo sé. 

A lo que iba, la rutina es una mierda. Poco tiempo libre, muchas canciones por escuchar, muchos hobbies por hacer, muchas conversaciones entre copas pendientes, hacer ejercicio entre huecos libres, un caos. ¿Y qué tiene de mágico un de lunes a viernes? Para mí la respuesta es clara. Tú. 


Tú que me preparas algo para desayunar antes de bajar por el ascensor. Tú, que me preguntas que tal va el día. Tú, cuando te voy a buscar y volvemos a casa, juntos, cantando en voz alta, mientras el resto de la gente nos mira raro, y nos da igual. Tú, cuando no tengo ganas de nada y sacas mis fuerzas para algún plan improvisado. Tú, cuando al terminar el día me hablas con tu voz medio dormida y me dices que me quieres. 


Tú, cuando me calmas.
Tú, cuando me cuidas. 

¿Y qué tiene de mágica la rutina? La respuesta es clara, tú.





/Álvaro 

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